Imagina que estás viendo una película ambientada en Nueva York a finales del siglo XX. Una de las secuencias muestra a un matrimonio hablando de forma despreocupada. Son Tom Cruise y Nicole Kidman. Él de pronto asegura conocer a las mujeres, en general; y a ella ese comentario le molesta. “¿Te acuerdas del último verano en Cape Cod? Estábamos alojados en un hotel y desde la ventana de nuestra habitación podíamos ver las olas rompiendo sobre la arena de la playa. ¿Recuerdas que una de las noches, mientras cenábamos, había tres oficiales de marina sentados cerca de nosotros? Uno recibió un telegrama y tuvo que irse. Pero quizás no le prestaste atención. Yo lo había visto antes, subiendo las escaleras esa misma mañana. Al cruzarme con él, me detuve unos instantes. Dos días después de la cena, Helena fue al cine con una amiga y nosotros hicimos el amor. Aunque luego comenzamos a hacer planes y yo me reía, sólo pensaba en el oficial, pensaba que si aquel hombre me hubiese pedido que me fuera con él una noche os habría abandonado a ti y a Helena sin dudarlo, una noche habría sido suficiente…” Ahora imagina que eres Tom Cruise y que acabas de escuchar cómo tu esposa te contaba todo lo anterior y que estás a punto de salir a la calle. Imagina si la ciudad que encontrarás es la misma de otras veces, Nueva York a finales del siglo XX, o es otra. Y recuerda que cuando abras este libro, seguramente encontrarás en él ciudades reales e imaginarias, ciudades que creías conocer y que ahora te resultarán extrañas, ciudades donde el cine se confunde con los viajes y las derivas, ciudades que estaban y ya no están.