V.O 289. Superhéroes

Poca duda hay de que los superhéroes de Marvel y DC se han convertido en un importante reclamo cinematográfico y en una apuesta segura. Así lo demuestra el que la última entrega de los Vengadores (Vengadores: Endgame, 2019) haya pasado a ser la película más taquillera de la historia. Sin pasar por alto la variada y sobreutilizada gama de efectos especiales que jalonan sus metrajes, lo más atractivo de estas grandes producciones son los superpoderes de los que gozan sus protagonistas y que, una y otra vez, les llevan a derrotar a los villanos que amenazan la seguridad de los pobladores de nuestro planeta.

Ahora bien, puestos a hablar de superpoderes, quizás sea más interesante detenerse a observar y a estudiar las habilidades asombrosas y nada fantasiosas que poseen muchos de los seres vivos que habitan la Tierra, facultades que nada envidian y que en ocasiones superan a algunas de las que lucen los superhéroes: insectos capaces de generar reacciones químicas que producen líquidos abrasivos para dispararlos a una distancia considerable; mamíferos que perciben las pulsaciones eléctricas que transmiten los movimientos de los músculos de sus presas, o que cuentan con una extraordinaria fuerza y agilidad que les posibilita salvar obstáculos y escalar lugares escarpados; crustáceos dotados de órganos con los que captan tal variedad de espectros que dejan en evidencia al ojo humano; medusas que cuentan con un proceso celular, llamado “transdiferenciación”, mediante el que pueden regresar cíclica e ilimitadamente a una etapa de inmadurez sexual que las hace biológicamente inmortales; y seres microscópicos que soportan temperaturas entre los -200 y los 150 grados Celsius, que sobreviven a la deshidratación por periodos de hasta 10 años e incluso que pueden aguantar una presión atmosférica 6.000 veces superior a la de la Tierra de suerte que son perfectamente hábiles para afrontar viajes espaciales. Todos ellos tienen estos grandes poderes y, posiblemente, el que lanaturaleza ha reservado al hombre sea el don que le permite entender que este planeta es de todos los que lo habitan y que solo el respeto al medio ambiente será el que consiga preservar que seres vivos tan dispares y geniales puedan compartir la vida en él.

Sin embargo, los principales debates y acuerdos internacionales relacionados con el “Cambio Climático” vienen centrándose en las consecuencias socioeconómicas directas de la reducción de emisiones y en los mecanismos de financiación, sin que hasta ahora se haya puesto el foco principal en los importantes cambios que los ecosistemas naturales están experimentando. Este error de perspectiva provoca que no se esté considerando la redistribución de especies en el contexto de los sistemas terrestres y del desarrollo sostenible. Así, los expertos sugieren que los efectos negativos del cambio climático no pueden ser adecuadamente corregidos, mitigados o cuando menos minimizados si las respuestas de las demás especies no se incluyen como una de las variables de la ecuación de la que resulta la toma de decisiones y si no son debidamente ponderadas en los marcos estratégicos para la adopción de acuerdos. No paramos de conocer cómo muchas especies handesaparecido o están en riesgo de extinción, y sabemos que la acción del hombre en el planeta afecta considerablemente a los animales con los que compartimos el único ecosistema que nos alberga. Más allá de la evidencia del incremento de la frecuencia de huracanes y ciclones en diversas partes del mundo, no es difícil apreciar la forma en la que las alteraciones de los factores del clima, sobre todo de la temperatura, están afectando a la biología y a la fisiología de múltiples especies, a su distribución y a sus modos de reproducción. En definitiva, negar el cambio climático no es únicamente una grave equivocación de aquellos “humanos que se creen superiores” y que lo desprecian calificándolo como un asunto de progres, sino que implica una gravísima ignorancia de la realidad ecológica de la Tierra. Un estudio publicado en la revista Science alerta de las falacias que encierran los acuerdos que se supone que tratan de luchar frente a los efectos del cambio climático, ya que en ellos prima una visión antropocéntrica que minusvalora su impacto sobre la distribución y la adaptación del resto de seres vivos del planeta. Es un enorme fallo olvidar que, en múltiples escalas espaciales y temporales, la historia de la vida en la Tierra siempre ha estado estrechamente asociada al cambio medioambiental, y que un componente crítico de esta ligazón es la capacidad de las especies para migrar y redistribuirse como respuesta a acontecimientos tectónicos, oceanográficos o ambientales.

Las variaciones climáticas observadas y proyectadas para el siglo XXI, especialmente las motivadas por el calentamiento global, son comparables en magnitud a los mayores cambios de los últimos 65 millones de años. La dimensión de la situación actual ya está dando lugar a una respuesta biológica a escala mundial. Los organismos marinos, así como los de agua dulce y los terrestres, están trasladándose a otros hábitats en busca de las condiciones ambientales que les son más favorables, y es más que posible que los cambios en las distribuciones de las especies se produzcan de forma más rápida que en el pasado, con la aparición de especies no autóctonas, menos originada por la intervención directa del hombre y más determinada por factores climáticos, que irremediablemente acarrearán notables y preocupantes perturbaciones en la biota terrestre.

A pesar de los convenios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el clima seguirá cambiando por la inercia de los sistemas de circulación oceánica y atmosférica, y las especies continuarán reaccionando frente al mismo, a menudo con consecuencias impredecibles. De hecho, el efecto del calentamiento del planeta se nota ya en alteraciones de sus hábitos, en su distribución geográfica e incluso en sus organismos. Muchas no podrán adaptarse y, como desgraciadamente ya ha ocurrido con otras, terminarán por extinguirse, llevándose con ellas sus increíbles superpoderes. Que disfruten de la lectura.

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