V.O 309. La memoria

Al iniciar la escritura de la introducción de este número 309, con el que celebramos el 28 aniversario de Versión Original, me viene a la memoria la cantidad de amigos y amigas que han colaborado desinteresadamente para que nuestra revista sea actualmente la publicación cultural más longeva de Extremadura y, además, cuente con un considerable prestigio nacional. Recuerdo a los primeros colaboradores, quienes, con una ilusión inusitada, durante los primeros años de la revista me entregaban un disquete donde se almacenaban sus aportaciones cinéfilas. Repaso la lista interminable de escritores que han hecho crecer un proyecto con valores compartidos, como difundir la afición por el séptimo arte y el fomento de la lectura, y me invade un agradecimiento inmenso que nunca podré corresponder como se merece. Atesoro las primeras aportaciones de los colaboradores que llevan más de una década sin faltar a la cita mensual de la revista, a lo largo de la cual han ido mejorando sus textos y recomendando grandes obras desconocidas halladas en sus investigaciones. Intento acordarme de todos los jóvenes, y no tan jóvenes, que escribieron sus primeros textos en Versión Original y que luego decidieron abordar otros proyectos culturales para distintos lectores. Al evocar las experiencias vividas al frente de la revista, me quedo también con todo lo aprendido a través de la lectura de miles de artículos -casi 7.000, según informa nuestra “base de datos”- que han hecho de mi trabajo una constante satisfacción que espero que pueda prolongarse el mayor tiempo posible. Desde su nacimiento, la recepción de cada colaboración ha sido para mí un regalo que ha generado curiosidad y satisfacción, a la vez que un aprendizaje incalculable en la siempre gratificante labor editorial. 

Recuerdo ahora la visita del escritor Juan José Millás para inaugurar la Escuela de Letras de la Fundación ReBross, al que durante una conversación le pregunté por el futuro de las publicaciones culturales en papel en nuestro país. Me dijo que, en su opinión, se mantendrían en el tiempo las publicaciones que estuvieran bien escritas, las revistas que cuidaran con esmero la calidad de su contenido. Ahora compruebo que no le faltaba razón. Versión Original es actualmente una revista de cine temática que está muy bien escrita, lo que constituye un logro estimable. Todos los lectores saben que redactar un texto de forma correcta es un proceso complejo, que requiere mucha precisión y la formación adecuada para llevarlo a cabo, pues, si bien es cierto que prácticamente todo el mundo es capaz de elaborar un texto que se comprenda y que transmita un mensaje, este no siempre alcanza el nivel necesario para poder ser considerado como un texto bien escrito. 

En este aniversario me acuerdo también de esos otros colaboradores que no firman artículos. Es el caso de los miembros del departamento artístico que cuidan de la imagen reconocible de la revista, de los que integran el equipo de redacción, realizando un trabajo muy laborioso, pero no tan creativo, de los que curran en la ingrata acción comercial y de los que mantienen la información en las redes sociales y en la web de la editora. Todas ellas son colaboraciones imprescindibles para mantener con buena salud una publicación que se acerca a sus treinta años de edad y que desde sus inicios nunca ha dejado de recomendar el cine y la lectura como dos de los grandes placeres de la vida.

Conservo también en la memoria la impagable aportación de aquellos que se han manifestado públicamente sobre el trabajo incansable de la familia Versión Original, sobre ese afán que hace posible que el día uno de cada mes nuestras pasiones salgan de la imprenta con destino a las casas de los suscriptores, a las bibliotecas y a los centros especializados en cine. Y, sobre todo, con pena, pero también con alegría, recuerdo estos días aAntonio Gasset Dubois, que fue quien más nos ayudó a visibilizar nuestra labor a nivel nacional a través el programa Días de Cine. Su reciente fallecimiento, que hemos recibido con sorpresa y dolor, ya que seguíamos en contacto con él sin que nos informara de su enfermedad, me ha llevado a recordar sus magistrales comentarios al final del programa sobre una singular revista hecha en Cáceres.

A Gasset lo conocimos en el año 2001, cuando el Festival de Cine Español de Cáceres reconoció su labor divulgadora en TVE. Desde ese momento fue el gran embajador de Versión Original. Estuvo presente en todos los actos donde la revista celebraba décadas de existencia y en presentaciones de sus números especiales hasta que llegó el Expediente de Regulación de Empleo de RTVE en 2007, que no solo le afectó profesionalmente, sino que  también le hizo no volver a aceptar ninguna invitación relacionada con un evento cinematográfico, así como motivó que prefiriera desvincularse de la que había sido su verdadera pasión.

 El pasado veintinueve de septiembre falleció un gran amigo. Lo recuerdo como una de las personas más inteligentes, cultas y cachondas que he conocido. Nuestras conversaciones siempre estaban relacionadas con el cine o con disparates desternillantes; cine y risas, risas y cine. Era un placer conversar con él porque su repertorio era inagotable y sus ocurrencias eran geniales. Es cierto que era un individuo muy especial, vanidoso y un poco desastre en lo profesional y personal. Gasset tenía una personalidad magnética, un humor ocurrente y una gran capacidad de seducir que compensaba todas sus debilidades. Curiosamente había muchos jóvenes aficionados al cine que alucinaban con las formas surrealistas de dar paso a la publicidad en los descansos del programa. Recuerdo que en algunas juergas nocturnas por Madrid, callejeando para buscar los últimos locales abiertos, eran jóvenes los que con una alegre nocturnidad le saludaban desde la distancia: “¡Grande!, ¡Gasset!, ¡Grande!”. 

Su relación con el cine había empezado en su juventud dirigiendo algún corto o trabajando como actor, entre otras, en la icónica Arrebato de Iván Zulueta. Su andadura en el ente público arrancó en los ochenta de la mano de su buen amigo Pedro Erquicia en Informe Semanal, programa del que acabó siendo subdirector. Me viene a la memoria ahora una de tantas anécdotas -fueron cientos en cenas interminables- que nos contó, en la que, entre mil carcajadas, nos fue relatando cómo durante una estancia en Nueva York fueron a comprar unos zapatos para Pedro en una zapatería para niños. A continuación vino la mejor etapa de su vida profesional, en la que dirigió y posteriormente presentó el programa Días de Cine, hasta que terminó despidiéndose de la audiencia desde el Festival de Berlín. Te echaremos de menos.

 “Llegó la pausa”, no olviden disfrutar de la lectura.   

        

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