V.O 323. Cine Español 2022

Versión Original, la única revista temática de cine, y el Festival de Cine Español de Cáceres, el único Festival en España que aúna la promoción del cine español y la ayuda humanitaria, han alcanzado los 30 años de existencia. Celebramos por tanto las tres décadas de estos dos proyectos culturales creados y desarrollados por la Fundación ReBross, institución sin ánimo de lucro que, además de consolidar su labor editorial, ha logrado generar beneficios con la organización de eventos culturales y destinarlos a colaborar en distintos proyectos humanitarios y ecológicos.

Este ejemplar, dedicado a las producciones españolas de 2022, reúne a la revista y al Festival en su 30 aniversario. En total son 30 los textos que, de forma apasionada y altruista, pretenden transmitir la calidad y creatividad de nuestro cine. Este número, que para nosotros es muy especial, comienza con la entrevista del periodista José María Clemente al flamante “Premio de Honor” de la trigésima edición del Festival: el admirado y querido Fernando Trueba. Le siguen recomendaciones de películas estrenadas en nuestro país durante el año pasado que reflejan el actual estado de gracia del cine español: Unicorn Wars (por David García Reyes), La consagración de la primavera (por Pablo Pérez Rubio), Vasil (por María Medina), As bestas (por Francisco Mateos Roco), Cinco lobitos (por María José Agudo), Los renglones torcidos de Dios (por Adolfo Monje Justo), Una película póstuma (por Juan Luis Montoussé), Cerdita (por José Manuel Rodríguez Pizarro), Eles transportan a morte (por Guillermo Triguero), Tenéis que venir a verla (por Iván Escobar), Alcarrás (por Manuel Pozo), Llenos de gracia (por Sonia Martín), Los Reyes Magos: La verdad (por Ángeles Pérez Matas), La maniobra de la tortuga (por Pepe Alfaro), Lugares a los que nunca hemos ido (por Guillermo Herráez Cubino), Una año, una noche (por Francisco Collado), La maternal (por Alejandro González Clemente), Mantícora (por Laura Bueno), No mires a los ojos (por Paco Rebollo), En los márgenes (por Adela Hernández), Mi vacío y yo (por Diego J. Corral), Código emperador (por Blanca Rodríguez), Malnazidos (por Rodrigo Arizaga Iturralde), El páramo (por Javi Aurre), Live is Life (por Francisco Javier Millán), Modelo 77 (por Bernardo Duarte Almeida), Pijamas espaciales (por Déborah Vukušić), El cuarto pasajero (por Marcos Jiménez) y Veneciafrenia (por Jorge Capote). 

Desde 1994 la Fundación ReBross ha pretendido que su Festival sea un valioso medio de promoción del Cine Español en Extremadura con una importante proyección nacional, recibiendo por ello el reconocimiento anual de los profesionales de la cinematografía que visitan nuestra comunidad, así como habiendo obtenido la distinción en el año 2008 de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, que le concedió el Premio González Sinde por ser el único Festival en España que vincula el cine español con la solidaridad. El Festival de Cine Español de Cáceres no solo es el evento cinematográfico dedicado exclusivamente a promocionar, difundir y premiar el cine español más longevo de nuestro país, sino que también es el único que con sus beneficios viene permitiendo a lo largo de estos años colaborar en distintos proyectos humanitarios en la Amazonía brasileña, Perú, Ecuador, Kenia, Colombia, Líbano y España, a través de donaciones que ya suman cerca de 300.000 €. 

El Festival de Cine Español de Cáceres presenta anualmente su Sección Oficial de películas junto con otras actividades culturales relacionadas con el séptimo arte: publicaciones, exposiciones, jornadas gastronómicas, conciertos y ponencias. Una de las ofertas culturales más importante para la organización es el programa de sensibilización Ver Cine Español Ayuda, que está destinado a 5.000 alumnos de colegios e institutos y que tiene por objetivo aunar cine, educación y solidaridad en un mismo acto. En lo que se refiere al ámbito educativo, no creemos estar descubriendo nada al resaltar la capacidad didáctica del cine y, de hecho, somos conocedores de que hay bastantes profesores que lo consideran imprescindible para la formación artística y cultural de los alumnos. Por ello creemos importante brindar a los jóvenes la posibilidad de conocer la cinematografía de su país, de divertirse con ella en “Pantalla Grande” y de compartir la magia de las imágenes en movimiento con estudiantes de otros centros educativos.

El Festival decano se asienta en cuatro aspectos que consideramos imprescindibles: el cultural, que incluye la promoción y la divulgación del Cine Español en Extremadura; el humanitario, pues los beneficios del Festival, procedentes de la recaudación obtenida en las distintas actividades que se organizan en el seno del mismo, terminan convirtiéndose en sostén de diversos y esenciales proyectos humanitarios; el igualitario, por medio de la visualización de la igualdad de género a través de las películas seleccionadas, de la integración de mujeres en todos los departamentos técnicos y artísticos del evento y de la contratación de personal femenino, espíritu este que coexiste con el respeto a la orientación sexual y a la identidad de género como parte fundamental de la libertad y de la dignidad de las personas; y el medioambiental, generando una responsabilidad para disminuir el impacto del evento, conseguir que sea un Festival lo más ajustado posible a parámetros de sostenibilidad y aprovecharlo como una plataforma divulgativa para involucrar a la sociedad civil en el cuidado de la naturaleza, comportamiento este que también incluye el respeto a los animales, con quienes compartimos un planeta que todos tenemos la obligación de cuidar. 

El Festival de Cine Español de Cáceres puede presumir del gran elenco de profesionales de la cinematografía española que han sido reconocidos con el “Premio San Pancracio de Cine” durante estas tres décadas, galardones que tienen el humilde propósito de reconocer los grandes trabajos audiovisuales del cine español y de desear a los galardonados suerte y trabajo en su carrera profesional. Sobre la famosa estatuilla de bronce se pronunció el escritor, guionista y director, David Trueba, que en esta edición será galardonado con el Premio Versión Original, nuevo reconocimiento del Festival que nace con el propósito de distinguir la labor de aquellas personas a las que suele darse menos protagonismo pero que desempeñan labores fundamentales en la industria del cine, en la difusión de las películas y/o en la divulgación del arte cinematográfico. Por ello, recogiendo dos de los principales propósitos que la Fundación Rebross persigue en todos sus proyectos, como son la promoción del cine y el fomento de la escritura, y por extensión de la lectura, este galardón pretende brindar un reconocimiento a escritores, guionistas, novelistas de obras adaptadas, escritores de ensayos sobre el mundo del cine o periodistas culturales cuyos trabajos hayan contribuido especial y significativamente a engrandecer, a dar a conocer o a enriquecer la cinematografía española. Que disfruten con y de la lectura.

TENER UN SAN PANCRACIO O NO TENER UN SAN PANCRACIO

Hay dos leyendas urbanas en torno a las distinciones cinematográficas. Primera, que te es más difícil conseguir un trabajo tras un premio porque todo el mundo piensa que pedirás un sueldo más alto. Segunda, que ningún director es capaz de hacer una buena película después de que alguien le haya dedicado un libro a su obra. No sé si estas casi mitológicas maldiciones son ciertas, pero consuelan a los que no suelen ganar premios ni les dedican libros.

Los premios los suele dar gente que se quiere dar importancia. Entonces le dan un premio a alguien y así consiguen hacerse una foto con ellos. Así por ejemplo el señor Alfred Nobel se relaciona con Faulkner y el Príncipe de Asturias se hace una foto con Woody Allen. Por eso me gustan los premios que no premian a los ganadores. Lo habitual es que la película que gana los Goya recibe todos los premios cinematográficos del año desde el Ondas hasta el de la Asociación de Amigos del Esputo Verde. Pero el San Pancracio escapa de esas vilezas y de vez en cuando premia a alguien con quien nadie querría hacerse una foto.

La primera vez que me quisieron dar el Premio San Pancracio me negué a venir a Cáceres y se lo dieron a otro. Bien hecho. Era por mi primera película y mi idea del triunfo hablaba en inglés o francés. Por mi tercera película, volvieron a contactar conmigo, y esta vez, ya con la lección de humildad bien aprendida y porque venía recomendado el galardón por íntimos amigos, dije que sí. Cuando me disponía a venir a Cáceres, los integristas islámicos, que siempre se han opuesto a mi carrera, causaron una terrorífica matanza en Madrid y los premios previstos para ese fin de semana fueron aplazados. 

Un año después me invitaron a entregar un premio. Acepté. Entregar un premio es mucho mejor que recibir un premio. Por ejemplo, para entregar el Oscar a la mejor actriz siempre hay tortas. En cambio, para entregar el premio a los mejores efectos de sonido de flatulencias en cortometraje no se exige el currículum.

En Cáceres descubrí a los ReBross. Son gente que mira el cine sin los prejuicios habituales, que es constructiva, capaz, entusiasta y discreta. Que hacen una labor ejemplar para traer el cine a esos sitios de España que viven bajo el apagón. Sí, el apagón del cine más interesante que muchas veces ni siquiera llega a las cada vez más depauperadas carteleras. Son majos los ReBross. Se han hecho amigos de tipos que para aceptar un amigo lo someten antes a un examen durísimo, gente como Antonio Gasset, por ejemplo, del que se rumorea que va tanto a Cáceres porque ha montado un cortijo y se dedica a la cría del cerdo tras su jubilación del Ente RTVE. A mí me llaman todos los años y me prometen que me van a dejar entregar el premio a la mejor actriz. Pero cuando llego siempre me toca dar el galardón a toda una vida o al mejor intérprete del año perteneciente a la raza bovina.

En los corrillos del cine español ya casi todo el mundo sabe que el San Pancracio es el premio más prestigioso del país. La categoría se establece entre tener un San Pancracio o no tener un San Pancracio. Te lo dan cuando nadie te está mirando. No te arruina la carrera y haciendo honor al santo que lo patrocina te permite encadenar trabajos sin parar hasta que otros premios con más renombre echan a perder tu prestigio. Gracias Pancracios y apasionados del cine. Aquí un amigo.                             

DAVID TRUEBA

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