V.O 326. Vinos

En 2014 la Fundación Rebross dedicó el ejemplar número 18 de la Colección de libros Versión Original a los “Vinos de Cine”. El autor del libro fue Francisco Javier Martín Camacho, que lo tituló Laberinto de luz y vino tinto, adaptación del siguiente verso de la canción Y sin embargo de Joaquín Sabina: “Porque una casa sin ti es una embajada/ el pasillo de un tren de madrugada/ un laberinto sin luz, ni vino tinto…”. El Festival de Cine Español de Cáceres lleva celebrando desde 2007 “Las Jornadas Gastronómicas Platodecine”, una actividad benéfica donde las bodegas más relevantes del panorama vitivinícola extremeño presentan los vinos de su última añada. En junio de 2023, coincidiendo con la celebración del 30 aniversario de Versión Original, os presentamos un número especial dedicado a “Vinos en el Cine”. Estas son hasta la fecha las acciones con las que la Fundación ReBross ha homenajeado a esta bebida tan popular, cuya elaboración es un proceso milenario, la fermentación del zumo de la uva, que con los años ha llegado a alcanzar un nivel de complejidad y unos estándares de calidad verdaderamente sorprendentes.

Vinos en el Cine es el número 326 de Versión Original, que incluye recomendaciones de películas donde el vino, su elaboración y sus bodegas tienen una presencia reconocible a través de textos que reflexionan acerca de cómo el séptimo arte ha reflejado la indisoluble relación entre la cultura humana y la cultura del vino. Desde diferentes puntos de vista y bajo diversas formas, son innumerables los filmes que han representado la presencia y la importancia del vino en nuestra historia y en nuestra cultura. De todas ellas, los colaboradores de Versión Originalhan seleccionado las que pasamos a relacionar. Las rebeldes del vino (Déborah Vukušić, 2022) es la historia de cinco rebeldes: Esther Teijeiro, la primera en inscribir su vino en la Denominación de Origen Ribeira Sacra y en hacer vino ecológico en Galicia; Pilar Higuero, una andaluza de nacimiento y gallega de adopción, que ha encontrado en Sabarís el paraíso perfecto para hacer de su vino y de su vida un amor biodinámico; Paloma Rodríguez Moure, una artesana artista, de cuarta generación, que quiere dejar su impronta en las botellas y colocar a la bodega en profunda conexión con el terreno; Laura Lorenzo, una hippy luchadora que sigue a Masaru Emoto y que, atrapada por la montaña de Manzaneda, se va a haciendo a base de esfuerzo con las tierras y con el respeto del vecindario; y la sumiller perfeccionista que conduce el documental, Elísabet Castro, que va reformulando el restaurante familiar a golpe de cariño. En Noche de vino y copas (Ole Christian Madsen, 2011), su protagonista cree que la uva malbec, que le producía el rechazo más absoluto, es una de las variedades más especiales del mundo y desea importar los vinos que genera para venderlos en su tienda de Dinamarca. En Tierra (Julio Medem, 1996) la presencia del vino, de las vides, de los caminos polvorientos y de la tierra roja dota al relato visual de una tonalidad aún más apegada a lo material; la fisicidad, el carácter orgánico, se concreta aquí en los vasos de vino oscuro.Vendémiaire (Louis Feuillade, 1918) está dividida en tres partes que coinciden con todo ese proceso de elaboración del vino: la viña, la fermentación y el vino nuevo; de esta manera, la evolución de la historia discurre en paralelo a los avances de la fabricación del valioso brebaje. La invitación (Karyn Kusama, 2015) se estructura en dos partes claramente desiguales a nivel temporal, siendo la primera, que es la más larga, la que servirá para presentar a los numerosos personajes mientras conversan relajados en el aperitivo, previo a la cena, regado con varias botellas de Château Lafite Rothschild de 1985, un caro vino francés omnipresente durante toda la película. En Nuestra vida en la Borgoña (Cédric Klapisch, 2017), los tres protagonistas recuperarán su armonía, suplirán sus ausencias, evolucionarán y madurarán casi al mismo tiempo que lo hace el vino que producen. Al compás de las estaciones que se van sucediendo, no solo se observa el habitual cambio en los campos, sino también la manera de aquéllos de enfrentarse a sus contrariedades. Una partida de campo (Jean Renoir, 1936-1946) cuenta un día de campo de la familia Dufour, comerciantes parisinos, que llegan a una casa de comidas en la que piden un suculento menú regado por dos litros de vino de la casa y una botella de Burdeos. En Esta tierra es mía (Henry King, 1959) un gran plano general con travelling hacia adelante muestra una enorme extensión de viñedos. La película cuenta con diversas escenas centradas en el trabajo que realizan los jornaleros, en la bodega y en el esfuerzo para sacar el trabajo adelante. La enóloga protagonista de El año del cometa (Peter Yates, 1992), que revela un olfato y un paladar para el borgoña que eclipsa a todo el mundo, desea conocer todo lo referente al Château Lafite Rothschild, considerado el mejor Burdeos procedente del mayor viñedo de vino tinto del mundo. En Noche de vino tinto (José María Nunes, 1966), un joven le propone a una desconocida viajera que le acompañe en un viaje donde le enseñará diferentes formas de beber el vino: a pequeños sorbos o de un solo trago; mirándose a los ojos, con los ojos cerrados o vendados; dando de beber de su copa cada uno al otro con los brazos entrelazados o bebiendo cada uno a su ritmo; en vaso, en copa o en porrón. El secreto de Santa Vittoria (Stanley Kramer, 1969) es una obra en la que el vino es un tema constante. El primer plano de este largometraje nos deja ver a unos ancianos bebiéndose una copa de vino y el desenlace nos cuenta cómo Anthony Quinn le regala una botella del vino local a los alemanes invasores como sarcástico regalo de despedida. Sour Grapes (Reuben Atlas y Jerry Rothwell, 2016) ofrece otras facetas del vino, convertido en algunos círculos en un bien de inversión e incluso en un instrumento al servicio de una estafa multimillonaria. Guerra de vinos (Randall Miller, 2008) está basada en la batalla real de los vinos blancos durante la célebre “Cata de vinos de París” de 1976, cuando el vino californiano del valle de Napa derrotó al hasta entonces imbatible vino francés; fueron once los jueces que otorgaron la puntuación más alta a los chardonnay de Chateau Montelena. En El primer día del resto de tu vida (Rémi Bezançon, 2008), el director tiene la delicadeza de tratarnos con inteligencia y sólo precisa de dos objetos: una fotografía y una botella de vino de un año muy especial.  Aquel querido mes de agosto (Miguel Gomes, 2008) comienza como una muestra de la realidad del mes de agosto en la región del centro de Portugal, tierra de vinos. Este aparente documental del imaginario rural portugués sirve como caldo de cultivo sobre el que la historia crece y se desarrolla ante la cámara de una manera tan vital y desenfadada como pocas veces se ha visto en la gran pantalla. Entre copas (Alexander Payne, 2004) es una comedia dramática llena de matices en la que el carácter del caldo sobresale gracias a un Paul Giamatti en estado de gracia, que comanda la función encarnando al protagonista del filme, un profesor de secundaria que enseña lengua y literatura inglesa, cuya mayor aspiración es encontrar su sitio como escritor, que siente también una gran devoción por la cultura del vino y que es un experimentado catador. Un paseo por las nubes (Alfonso Aráu, 1995) nos deleita con hermosos paisajes de vides, de uvas, de vino, de bodegas y barricas, sumergiéndonos en todo ese devenir, casi mágico, de la vida en un viñedo. En Marcelino, pan y vino(Ladislao Vajda, 1954), el niño protagonista, abandonado en la puerta de un convento, es adoptado por los frailes. En el desván del monasterio entabla relación con una imagen de Cristo crucificado, al que lleva pan y vino, ya que considera que está muy delgado. El director de Borgman (Alex van Warmerdan, 2013) trata de mostrar la representación de la perversidad y el vino le sirve como recurso simbólico al exponerlo de diversas maneras, incluso llegando a proporcionarle el papel de jugo emponzoñado. En El menú (Mark Mylod, 2022), los más refinados vinos y los más sorprendentemente elaborados platos se van sucediendo mientras la cámara salta de una a otra mesa mostrando a los invitados y sus cuitas personales. Un buen año (Ridley Scott, 2006) es un filme que sigue a Russell Crowe, un banquero de inversión londinense que hereda una propiedad vinícola en la región de Provenza, Francia, de la que se enamorará descubriendo su pasión por el vino. En Cuento de otoño (Éric Rohmer, 1998) el vino ocupa además una esfera especial, concretamente, el espacio en el que se asienta el viñedo de Magali, que no solo es el lugar donde acontece la acción, sino que captura a la perfección el respeto a ciertos tiempos y tradiciones, la admiración por la pausa y por la manipulación cuidadosa, que más que añorar la riqueza, moldea artística y respetuosamente los recursos, en este caso, las viñas. En La playa de los ahogados (Gerardo Herrero, 2014), el detective Caldas acude a comer a casa de un ex comisario que le ayuda a conocer los entresijos de las corrientes marítimas de la costa. Tras una charla centrada en un homicidio, ambos se sientan a una mesa bien surtida de centollos y regada con albariño. En La leyenda del santo bebedor (Ermanno Olmi, 1988), su realizador aporta un detalle de cosecha propia, que no por pequeño resulta menos importante: la decisión de dar protagonismo al vino tinto como la bebida por excelencia de la película. Esta decisión contrasta con lo que aparece en el relato que adapta, que das más relevancia a la absenta y, además, aparte del propio vino, menciona otras bebidas, como el aguardiente o el coñac. En Tocando fondo (James Ponsoldt, 2012), la relación de una joven pareja, unida por su amor a la música, la diversión y la bebida, se pondrá en peligro cuando uno de los dos decide dejar de beber. En Moulin Rouge (John Huston, 1952), Henri de Toulouse Lautrec pasa las noches tomando apuntes sobre las bailarinas, mientras bebe vino y acaba a veces en lamentables condiciones. Para el pintor, estar en el local es necesario, porque le sirve de inspiración para crear. Que disfruten con y de la lectura.