V.O 329. RocknRoll

La búsqueda de las relaciones del cine con el Rock and Roll arroja, como curiosidad, el hecho de que en la película musical Transatlantic Merry-Go-Round (Benjamin Stoloff, 1934) sonara una canción de The Boswell Sisters titulada Rock and Roll, que está acreditado como el primer uso de este término en una canción popular y que aparecía en su letra para evocar el movimiento del océano. Literalmente, el término rock and roll hace referencia a dos tipos de movimiento: por un lado, rock es un movimiento de adelante atrás y de atrás adelante (como el de una mecedora, que en inglés se denomina rocking chair); y, por otro, roll es un movimiento de balanceo vertical alternado, que, en términos de navegación, es traducido como alabeo. Un significado doble e irónico surgió en 1947 gracias a la canción Good Rocking Tonight del cantante de blues Roy Brown, cuyaversión definitiva estuvo a cargo de Elvis Presley en 1954, en la cual la palabra rocking parecía que apuntaba al hecho de bailar, pero que también podía entrañar una sutil y velada alusión al sexo. Según la Real Academia Española, el término «rock and roll» se refiere a un género musical característico y popularizado en los años 50, mientras que «rock», además de un significado que equivale a «rock and roll», puede referirse también a «cada uno de los diversos géneros musicales derivados del rock and roll». Por su parte, el Diccionario de la Lengua Española reconoció el término rock and roll como voz inglesa a modo de anglicismo y, en posteriores ediciones, enmendó el término y tomó «rocanrol» como el vocablo en español derivado del inglés.

Mediada la década de los cincuenta, con el rocanrol extendiéndose de forma incontrolable, la industria cinematográfica quiso también aprovechar el filón comercial que suponía el nuevo sonido de moda y encontró la manera perfecta con la producción de películas que, en buena medida, siguieron el patrón establecido por la primera de todas ellas: Rock Around The Clock (Fred F. Sears, 1956), en la que el DJ de rock and roll Alan Freed descubre a Bill Haley & The Comets en un pueblo de montaña y los lleva a Nueva York, ciudad en la que rápidamente se convierten en un fenómeno musical. Estos filmes se caracterizaron por estar rodados en tiempo récord, contar con presupuestos generalmente muy ajustados y apoyarse en guiones mínimos que básicamente creaban interludios para introducir las necesarias actuaciones musicales de artistas como Elvis Presley, Chuck Berry, Litlle Richard, Fats Domino, Jerry Lee Lewis, Eddie Cochran o Gene Vincent. A medida que el Rock se constituía en fuerza de trasgresión en el mundo durante la década de los sesenta, fueron películas como Easy Rider (Dennis Hopper, 1969) -donde la música de Jimi Hendrix, Steppenwolf y The Band acompañaba a las aventuras de Dennis Hopper y Peter Fonda- o Zabriskie Point (Michelangelo Antonioni, 1971) -donde es la música de Rock sinfónico, casi ambiental, de Pink Floyd la que trasciende en el filme- las que comenzaron a marcar la importante influencia de este género musical en el cine.

El Rock ha sido la banda sonora de películas de varias épocas. Dos ejemplos representativos son Apocalypse Now (Francis Coppola, 1974), donde la música de Creedence Clearwater Revival y los Rolling Stones sirve de contrapunto polifónico perfecto para un clima de guerra especialmente enrarecido por la surreal puesta en escena; o Malas calles (Martin Scorsese, 1973), en la que el director, que no esconde que es un fogoso apasionado del Rock, muestra cómo el género forma parte de la banda sonora de la vida y logra dar una sustancia especial al consorcio de imagen y sonido. En ese momento, los filmes de Hollywood empezaron a incluir bandas sonoras completamente rockeras y aprovecharon así el gran negocio que suponía comercializarlas en las tiendas de discos al tiempo que las películas se estaban proyectando en las salas.

Capítulo aparte son los documentales musicales de Rock, que suponen un viaje especial y que además funcionan como cápsulas del tiempo. Dos obras inolvidables son El último vals (Martin Scorsese, 1978) y Stop Making Sense (Jonathan Demme, 1984). La primera está entre los mejores documentales musicales de la historia del cine y en ella el maestro neoyorquino centró su mirada en el mundo del rock de mediados de los años 70, momento en el que filmó los conciertos de despedida de The Band. Por delante de su cámara pasaron Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Joni Mitchell, Neil Diamond, Eric Clapton y otras míticas figuras del rock de las últimas décadas. Robbie Robertson, guitarrista y compositor de The Band, persiguió infructuosamente a Martin Scorsese para que grabase un rockumental sobre su grupo, hasta que le dijo que Van Morrison participaría en el proyecto, que fue lo que finalmente terminó de convencer al cineasta. El último vals registra la postrera actuación de la banda, si bien las canciones no siguen un orden cronológico, es decir, no se ajustan al setlist, sino que Scorsese, en una fina labor de orfebrería, engarzó música y entrevistas para lograr un hilo narrativo. A ello se añadió una minuciosa labor de montaje, en el que incluso tuvo que depurar algún detalle, como el retoque por medio de técnicas de rotoscopia con el que eliminó la cocaína que, en un momento dado, aparecía cayendo de la nariz de Neil Young. Por su parte, antes de dirigir El silencio de los corderos el cineasta Jonathan Demme recibió todos los halagos imaginables por su trabajo en el documental musical Stop Making Sense. Centrado en tres noches de actuaciones con el grupo Talking Heads, muchos lo consideran el mejor concierto jamás filmado. Todo se reduce a la original puesta en escena, al poder de la música, al vitalismo y a la energía que desprende. No hay entrevistas, no hay repaso a la trayectoria de la banda, no hay material de archivo, ni tampoco imágenes entre bastidores.

Versión Original incluye en este estudio sobre el Rock en el Cine todo tipo de sugerencias: películas centradas en el género, documentales musicales y cintas con bandas sonoras roqueras. En todas ellas las canciones, los discos, las actuaciones y las estrellas del rock son los verdaderos protagonistas. La canción Rock Around the Clock de Bill Haley and His Comets como tema principal de Semilla de maldad (Richard Brooks, 1955); Twenty Flight Rock de Eddie Cochran en La chica no puede remediarlo (Frank Tashlin, 1956); la banda sonora de The John Barry Seven en Beat Girl (Edmond T. Gréville, 1960), que, por cierto, fue la primera editada y vendida en Reino Unido como LP; las actuaciones de The Who o los delirios psicodélicos de bandas como Country Joe and The Fish sobre proyecciones caleidoscópicas en Monterey Pop (D. A. Pennebaker, 1968); el concierto de Jimi Hendrix en Woodstock, que tiene como momento culminante una improvisación que desemboca en su interpretación del himno americano a la guitarra eléctrica que acabaría por convertirse en uno de los momentos más emblemáticos de la historia del rock, en Woodstock, 3 días de paz y música (Michael Wadleigh, 1970); el disco doble, con 41 temas, que la Universal pondría a la venta de la banda sonora de American Graffiti (George Lucas, 1973) con The Diamonds, The Beach Boys, Chuck Berry, Buddy Holly y un largo etcétera; las canciones de The Juici Fruits, Winslow y Phoenix interpretadas por el elenco de El fantasma del Paraíso (Brian De Palma, 1974); las actuaciones de las bandas japonesas The Stalin, The Roosters y The Rockers que se filmaron en Niman Volt, un minúsculo club que todavía pervive ofreciendo la misma música alternativa, en Burst City (Sôgo Ishii, 1982); la inconfundible figura de Iggy Pop, que en alguna escena ayuda al protagonista en una de sus tantas caídas en Sid y Nancy (Alex Cox, 1986); las actuaciones de Moody Blues o Jethro Tull, que representaban lo que se conocería como rock progresivo, y el debut de Emerson, Lake & Palmer en Message to Love: The Isle of Wight Festival (Murray Lerner, 1997); hits de los Van Halen o los AC/DC, e incluso el concurso del inefable Ozzy Osbourne, antiguo vocalista de Black Sabbath, en Little Nicky (Steven Brill, 2000); la gira que cubre un joven periodista de la revista Rolling Stone en Casi famosos (Cameron Crowe, 2000); la emblemática canción Love Will Tear Us Apart de Joy Division en Donnie Darko (Richard Kelly, 2001); Led Zeppelin, The Doors, Ramones, The Darkness en la editada banda sonora de Escuela de rock (Richard Linklater, 2003); la interpretación de Joaquin Phoenix en el biopic sobre la vida musical de Johnny Cash, que culmina con su mítico concierto de 1968 en la prisión de Folsom, en En la cuerda floja (James Mangold, 2005); los cameos de Roonie James Dio, Meat Loaf y Dave Grohl en Tenacious D: dando la nota (Liam Lynch, 2006); David Bowie, Roxi Music, Sex Pistols, The Velvet Underground y New Order en la banda sonora de Control (Anton Corbijn 2007), película sobre el final de Ian Curtis, el enigmático líder de la banda Joy Division; las canciones de Def Leppard, Poison, Journey, Twisted Sister, Bon Jovi, Foreigner, Night Ranger y Whitesnake en La era del Rock (Adam Shankman. 2012); el protagonismo de la banda de rock lituana Antis, con su líder Algirdas Kaušpėdas al frente, en el documental How We Played the Revolution (Giedrė Žickytė, 2012); Leonard Cohen, Nick Cave o Tom Waits en la banda sonora de Alguien a quien amar(Pernille Fisher, 2014), en la que una estrella del rock vuelve a su país de origen para grabar un nuevo disco; un joven músico, que creció escuchando Led Zeppelin, T-Rex y David Bowie, tratando de hacerse un nombre entre las bandas del rock ruso en Leto (Kirill Serebrennikov, 2018); el homenaje a la vida y obra de Freddie Mercury, una de las grandes estrellas internacionales del pop y el rock, en Bohemian Rhapsody(Dexter Fletcher, 2019); Rocketman (Dexter Fletcher, 2019) sobre la vida y obra de Elton John; Rock por mil. La banda más grande del mundo(Anita Rivaroli, 2020) sobre el intento de un fan del rock de convencer a los Foo Fighters para que actúen en su pequeño pueblo de Italia, creando a tal fin la mayor banda de rock del mundo; Bill y Ted salvan el universo (Dean Parisot, 2020) y sus dos aspirantes a rockeros, que creen que su talento natural componiendo canciones de rock salvará al mundo; y, por último, las espectaculares actuaciones del rey del rock interpretadas fielmente por Austin Butler en Elvis (Baz Luhrmann, 2022). Que disfruten de la música y de la lectura.

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