
V.O 344 MELANCOLÍA
Iniciamos el 2025 con la publicación en enero de un número especial que estaba dedicado a recomendar películas basadas en adaptaciones literarias, estudio que elaboramos con la colaboración de la Asociación de Escritores y Escritoras de Extremadura y que tuvimos el placer de presentar públicamente. Este ejemplar de febrero lo dedicamos a la Melancolía en el Cine, a esas películas que, como indica el libro Melancolía. El mal de Saturno en el Cine, de la colección Contracampo Sangrila, de nuestro colaborador Pablo Pérez Rubio, “evocan ese sentimiento de inefable tristeza y contagian al espectador un amargo deleite que resulta tan estimulante como satisfactorio”. Como saben todos los lectores de Versión Original, en el mes de marzo nuestra revista siempre dirige su mirada a las producciones cinematográficas españolas del año anterior: “Cine español 2024”. En abril publicaremos un ejemplar comentando filmes que se han rodado en distintas localizaciones de la comunidad autónoma de “Canarias”. El siguiente tema, “Errores en el Cine”, se ocupará de reseñar películas en cuya trama existe una acción desacertada o equivocada. En junio nos centraremos en ese líquido que circula por nuestra arterias y venas, “La sangre”, tantas veces visualizado artificiosamente en la historia del cine. El verano lo pasaremos a bordo de “Aviones”, viajando por la extensa cinematografía relacionada con la presencia de naves aladas. En septiembre editaremos un número especial con colaboraciones de expertos en derecho penal sobre el mundo sórdido del cine carcelario: “Prisiones en el Cine”. Coincidiendo con el Día Internacional de los Animales, publicaremos un número para celebrar la conservación y el respeto a la vida animal en cualquiera de sus formas. En noviembre nos sumaremos también a otra celebración, el Día Internacional de la Música, con un ejemplar que recomendará películas con “BSO” destacables. Y concluiremos el año con un estudio sobre las arquitecturas industriales que han sido escenario o trasfondo de argumentos cinematográficos: “Fábricas en el Cine”.
Mientras tanto, en este número 344 de Versión Original encontrarás películas como Sólo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch, 2013), en la que un músico que vive en soledad, rodeado de reproductores e instrumentos musicales analógicos, añora ininterrumpidamente el pasado. En The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011) la protagonista nos remite, a modo de canon, a las descripciones patológicas de un enfermo de melancolía. Corazón de cristal (Werner Herzog, 1976) es una película con diferentes secuencias en las que la luz del fuego, ya sea a través de velas, antorchas u hornos incandescentes, ilumina con tono rojizos a unas figuras envueltas en el ensimismamiento melancólico. En Tokio Blues (Tran Anh Hung, 2010) cada escena es una pintura viva de colores apagados e iluminación tenue que envuelven al espectador en una atmósfera introspectiva y representan la fragilidad emocional de sus personajes. En la película En el camino, de cuando en cuando, vislumbré breves momentos de belleza (Jonas Mekas, 2000), la mirada al pasado se tiñe de melancolía por recopilar momentos felices que no pueden ya repetirse. En Ondina. Un amor para siempre (Christian Petzold, 2020), las calles de Berlín rebosan de personajes que habitanespacios cotidianos situados entre lo viejo y lo nuevo, entre vivir en el pasado y mirar al futuro. En La peor persona del mundo (Joachim Trier, 2021), la escena que mejor representa la melancolía que subyace a lo largo de su historia es aquella en la que Aksel le confiesa a Julie que está volviendo a ver sus películas favoritas, a escuchar la música de su juventud. En Melancolía (Lars Von Trier, 2011) hay un vínculo en algún sentido carnal entre Justine y el planeta Melancolía cuando ella se desnuda sobre unas rocas y, con la mano en el corazón, recibe la luz de él. En Un día de verano (Edward Yang, 1991), la melancolía se apodera de unos jóvenes cuya herencia les ha sido arrebatada, haciéndose patente en la tristeza por un pasado que te corresponde y al que no has podido acceder. La piel suave (François Truffaut, 1963) puede verse como un drama sobre la infidelidad y la crisis matrimonial, pero también profundiza en el sentimiento de la melancolía, cuyo eco está muy presente. Desconocidos (Andrew Haigh, 2023) explora la melancolía del protagonista en un tono profundamente dramático y onírico, combinando realismo con escenas un tanto etéreas. En El mensajero (Joseph Losey, 1971), Leo Colston contempla la lluvia que empapa los cristales del coche en el que viaja para reencontrarse con Marian Maudsley y con los recuerdos de aquel hermoso verano durante el que cumplió trece años. Anomalisa (Charlie Kaufman y Duke Johnson, 2018) es un guiño bergmaniano donde la complejidad del ser humano, la otredad, la soledad o la crisis de la madurez, despiertan una cierta ternura en el espectador, todo ello, desarrollado por muñequitos de plastilina, lo cual la hace más arriesgada y celebrable. En La usurpadora (John M. Stahl, 1932), la protagonista decide reanudar un romance dejando su trabajo y trasladándose al piso que le pone su amante, en el que, sumida en un estado de melancolía, se limita a esperar sus intermitentes visitas. Siempre hace buen tiempo (Stanley Donen, Gene Kelly, 1955) es, de los tres musicales que dirigieron Donen y Kelly, el que más pone de manifiesto la melancolía. Boyhood (Richard Linklater, 2014) es una historia que no busca refugiarse en los esquemas narrativos tradicionales del cine ni utiliza giros argumentales para mantener al público pegado a la pantalla, sino que es una ventana a la vida real, al pulso mismo del tiempo humano, al pasado y al presente. La increíble verdad (Hal Hartley, 1987) es el cuarto filme de un realizador que fue apodado como «el Godard americano» y «el nuevo Cassavetes», pero cuya notoriedad se ha ido extinguiendo a la par que el modelo de producción del verdadero cine indie. En El hombre que nunca estuvo allí (Joel Coen, 2001), Billy Bob Thornton se erige como una figura arquetípica de la melancolía, interpretando a un personaje que, desde el inicio, el se presenta como un hombre atrapado en la rutina, en un trabajo que lo define más por lo que no es (un simple barbero) que por lo que podría ser. Inevitablemente, El Zorro (Duccio Tessari, 1975) nos pone melancólicos, haciéndonos recordar cuando España era una activa embajada de Hollywood, con sus decorados naturales y arquitectónicos, cuyos tesoros quedaron inmortalizados para siempre en las superproducciones cinematográficas tanto europeas como americanas. En El baño del diablo (Veronika Franz, Severin Fiala, 2024), Agnes sabe que algo no va bien con su vida y siente que no está a la altura de las circunstancias. En Mi camino interior (Denis Imbert, 2023), el protagonista, después de un grave accidente, decide caminar solo por Francia, desde la Provenza hasta el Mont Saint Michel, a lo largo de senderos olvidados que atraviesan algunas de las regiones más ásperas, inhóspitas y hermosas de Francia. Historia corta (Ion Popescu-Gopo, 1956) es una película de animación que tiene la capacidad de despertar la nostalgia que habita en lo más profundo de nosotros. Otra película de animación, La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988), nos transmite un mensaje agridulce que suscita en los espectadores una honda tristeza. Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003) es un filme que nunca pasará de moda, porque aborda unos temas inherentes a los jóvenes, y que siempre se disfruta con cierta melancolía. En El secreto de tus ojos (Juan José Campanella, 2009) hay dos historias paralelas que convergen en un relato donde el amor, el rencor y la falta de resolución construyen vidas atrapadas en el tiempo.A los que aman (Isabel Coixet, 1998) es una película poética y desgarradora, un cuento romántico sobre el desamor y sus consecuencias. 2046(Wong Kar Wai, 2004) padece la misma melancolía por el pasado que su protagonista, buscando contar una historia propia, pero que continuamente remite a sus dos películas predecesoras.YOjos negros(Nikita Mikhalkov, 1987) es una obra que representa la esencia de la melancolía, un sentimiento que impregna tanto su narrativa como su atmósfera visual y sonora.
Que disfruten con y de la lectura.